Al finalizar un nuevo curso académico puede ser un buen momento para reflexionar en voz alta sobre el pasado, presente y futuro de las TIC. No para filosofar o teorizar sino para centrarse en la experiencia a pie de aula. Algo que pretende ser una constante en la redacción de canalTIC.com. Evitando caer en el victimismo, el pesimismo o la crítica fácil. Algo por cierto tan de moda en los tiempos actuales. Una rápida mirada al panorama actual pone de manifiesto que aún persisten situaciones por resolver  que se resisten a ser abordadas por quienes asumen la responsabilidad institucional de liderarlas y por tanto solucionarlas. El propósito de este artículo es invitar a pensar, no sólo que hay todavía mucho camino por recorrer en esto de las TIC, sino también que pueden existir otras formas diferentes de tomar decisiones, organizar recursos e iniciativas con intención de seguir avanzando.

Recursos en línea sin Internet

Una de las tendencias actuales en el uso educativo de las TIC es emplear cada vez más recursos en línea en detrimento de los programas y materiales instalados en el ordenador. Esto facilita la publicación-difusión-actualización de contenidos y simplifica los requerimientos técnicos del ordenador cliente. Sin embargo es necesario disponer de una conexión a Internet con un ancho de banda suficiente. De lo contrario todas las iniciativas que se apoyan en el uso de recursos online no será posible afrontarlas con ciertas garantías de éxito: uso de multimedias interactivos, de servicios web 2.0, de plataformas virtuales de formación, etc, etc.  Precisamente esto es lo que ocurre en un importante porcentaje de centros que sólo disponen de un modesto acceso por una línea telefónica RTB (ámbito rural) o de una ADSL corporativa bastante lenta. El resto de colegios e institutos, con más presupuesto económico y/o algo más de iniciativa o suerte, resuelven ese problema invirtiendo en la adquisición de una línea comercial particular pero no sin apretarse el cinturón en otros capítulos de gasto y con las dificultades de integración en la intranet corporativa ya existente. La conectividad en los centros es una cuestión sin resolver y es necesario concederle la importancia y prioridad merecidas para extender y universalizar el uso de la red. La situación tampoco es muy satisfactoria en los hogares del alumnado. Desde hace tiempo se habla de una «tarifas-deberes» que las compañías de telefonía ofrecerían al alumnado a precios interesantes. Sin embargo esta idea parece que no se ha desarrollado ni popularizado demasiado.

Las incidencias que no cesan

En algunos de los estudios que analizan el uso de las TIC por parte del profesorado en sus clases se suelen obviar las múltiples incidencias que se producen a diario. Y son un factor crucial. Desde los servicios técnicos de las Consejerías se montan aulas y dotaciones de notebooks que en la práctica producen distintos problemas de funcionamiento. No se desactivan las actualizaciones del sistema y programas lo cual provoca una drástica reducción del escaso ancho de banda del centro debido a las descargas en segundo plano; estas actualizaciones tambien producen que los equipos se bloqueen o que se produzcan apagados no deseados con pérdidas de trabajos y de tiempo. Se saturan los ordenadores con programas de control y distribución remotos centralizados que sobrepasan las posibilidades de hardware de los equipos con la consecuente ralentización de su funcionamiento. Se fuerzan autentificaciones de usuario frente a servidores remotos que determinan largos e innecesarios tiempos de espera. No se asegura la estabilidad de los ordenadores frente a los cambios indeseados del alumnado.  No se incorporan soluciones ágiles, simples y eficaces en la intranet local para tres procesos fundamentales en la gestión educativa de los equipos: un intercambio de archivos entre alumnado y profesorado, una distribución centralizada de software a los equipos del alumnado y el control de asistencia remota desde el ordenador del profesor/a.

Esa golosa tecnología

La presión que ejercen los avances tecnológicos producen mucho ruido en una escuela que no es capaz de renovarse a la misma velocidad. Todavía existen cuestiones fundamentales sin resolver: la sostenibilidad de la renovación del equipamiento básico en los centros, la conectividad, la optimización del uso de los recursos, la integración curricular generalizada, los contenidos, las propuestas de tareas, la metodología, la formación del profesorado, etc, etc. Y en medio de todo eso aparecen nuevas iniciativas de hardware (tabletas, dispositivos móviles, etc) y nuevas aplicaciones de software (programas y servicios web) que contribuyen a crear un espacio multiforme, caótico y en ciertos casos desalentador. Algunos docentes pretenden situarse en el panorama TIC buscando la diferencia con el resto y esto suele derivar en una pérdida del foco educativo. Se olvidan del valor de lo básico, lo importante, lo sencillo, lo que funciona, lo común … porque en muchos casos lo fundamental no es la herramienta si no lo que hace el alumnado con ella. También están aquellos que disfrutan experimentando y probandolo casi todo con sus alumnos/as. Sin apenas dejar tiempo a que sus pupilos/as puedan consolidar y rentabilizar su dominio de las herramientas.

Formación todo en uno

En la formación del profesorado no se tiene en cuenta la considerable heterogeneidad de niveles de competencia en relación con el uso educativo de los medios tecnológicos. No existe un modelo claro y razonable de competencias mínimas en torno al cual establecer itinerarios formativos que incluyan a todo el profesorado y no sólo a un sector del mismo. En algunos casos se pretende recuperar a los profesores menos avanzados tratando de meterlo todo en uno o dos cursos. Es el caso de los cursos Escuela 2.0 o aquellos de TIC aplicadas a las distintas áreas. Nos olvidamos de que el proceso necesita sus tiempos y plazos de maduración. Tras años de experimentación en formación del profesorado, no se dispone de conclusiones que permitan definir una guía de estilo sobre cómo debe ser un curso presencial o a distancia.

En las jornadas y congresos se concede excesivo foco a la gran innovación educativa cuando estas experiencias impactan poco en el profesorado más néofito por alejarse de su nivel competencial y sobre todo porque en muchos casos suponen un esfuerzo y trabajo que no todos pueden afrontar en función de su vida familiar y personal. En otras intervenciones los «palabros» y la poesía TIC que insisten en recrear una y otra vez las mismas ideas quizás reconforten el espíritu pero no resuelven los problemas cotidianos. En las escuelas de formación del profesorado no existe un programa estructurado y serio de áreas relacionadas con el uso de las TIC. Y la formación al respecto en los cursos de capacitación pedagógica también resulta del todo insuficiente. En los centros de profesores hay quien sigue empeñado en ligar TIC e innovación. Es cierto que el uso de las tecnologías puede inducir cambios metodológicos importantes pero es igualmente cierto que para una gran mayoría de compañeros/as basta con pequeños cambios, al menos en un principio.

Los reinos de Taifas

Desde las Comunidades Autónomas se están tomando decisiones particulares sobre la forma de implantar las TIC en los centros educativos. Tratan de responder a la idiosincrasia de cada una de ellas pero en realidad se echa de menos algo más de coordinación intercomunidades y sobre todo un poco más de criterio educativo (no político, populista o de orgullo patrio) y un cierto sentido de autocrítica para reconocer no sólo los logros sino también los errores y las dificultades con intención de explicitarlas y subsanarlas.

Actitudes TIC

Existen todavía compañeros/as, pocos afortundamente, que no utilizan en absoluto estos medios en su trabajo diario. Los argumentos que justifican esta actitud tecnófoba son conocidos: «No dispongo de tiempo para ello … El uso de Internet es una pérdida de tiempo o una distracción … Las fuentes no son fiables … No funciona … No es algo serio … Que me formen … No me lo pidieron en las oposiciones, etc, etc …» Otros utilizan la pizarra digital o el ordenador para realizar tareas siguiendo una metodología clásica: exposición magistral, lectura/escritura de una fuente única, etc. Son aquellos que hacen más hincapié en enseñar que en el aprendizaje de sus alumnos/as. Por otra parte se encuentran los que utilizan el ordenador una vez a la semana para que sus alumnos/as trabajen con multimedias educativos con intención de reforzar aprendizaje de aula ya adquiridos por el sistema tradicional. También están aquellos que experimentan propuestas de trabajo usando las TIC y alternando con los soportes papel. En el otro extremo de este variado espectro se sitúan aquellos que desarrollan métodos de proyectos con una inmersión tecnológica plena. Seguramente que podrían realizarlos sin utilizarlas pero las emplean convencidos de sus interesantes prestaciones. Estos tipos u otros pueden representar estadios de una evolución del pensamiento docente en relación con el uso de las TIC. Y lógicamente cada estado demanda su propia formación y sus propios tiempos de progreso.

La obsesión por los materiales

Desde la administración educativa siempre ha existido una importante preocupación por disponer de materiales digitales para trabajar los distintos contenidos de las áreas. Hace algunos años se crearon repositorios institucionales bajo el supuesto de que el profesorado los llenaría de recursos de forma completamente altruista. El rincón de Clic era un modelo que parecía funcionar. Pero luego la experiencia demostró que la mayoría de docentes son consumidores de materiales y los productores son una reducida minoría. Y ese porcentaje se reduce aún más si por el camino se colocan obstáculos al reconocimiento de la autoría de materiales digitales en forma de créditos o méritos, si las iniciativas formativas en ese campo no están centradas en las necesidades reales, si se apuesta por empresas multimedia obviando la opinión y experiencia de los usuarios finales, etc…

Después se optó por invertir en proyectos de producción donde empresas multimedia fabricasen estos materiales. Bajo esta fórmula se creó un nutrido catálogo de materiales al amparo de programas institucionales promovidos por ministerios y consejerías. Los objetos digitales resultantes muestran un cierto atractivo estético, no todos funcionan bien, responden a un modelo rígido de interacción que se agota rápidamente, suelen terminar aburriendo al alumnado, son demasiado recargados para su naturaleza didáctica y en ocasiones no se ajustan plenamente al currículum . Muchos de ellos están diseñados siguiendo criterios de corrección política o pedagógica y han perdido la frescura e inmediatez necesarias para su aplicación en el aula. Son aquellos objetos donde las instrucciones se han convertido en algo extremadamente farragoso por el empeño en el uso de un lenguaje no sexista. También aquellos en los que el alumno/a tiene que pasar un montón de páginas iniciales con los objetivos, contenidos, criterios de evaluación, competencias, temporalización, etc, etc antes de llegar a la tarea de verdad. Su falta de inmediatez los hace inapropiados para su aprovechamiento en una clase normal. Por otra parte con el tiempo se demostró que el uso abusivo de estos materiales perpetúa un enfoque conductista del aprendizaje y en la actualidad algunos, no todos, pueden servir de recurso informativo como punto de partida para formas de aprender más constructivas y conectivistas.

A día de hoy existen multitud de recursos educativos en Internet. Agrega es una plataforma que pretende facilitar el almacenamiento, búsqueda y utilización de los mismos. Sin embargo la fuerte atomización de los objetos lejos de resolver el problema ha contribuido a empeorarlo. Porque la solución se traslada al docente que ahora tiene por delante la ardua y laboriosa tarea de buscar, probar y organizar recursos por temas para su área. Y además en un proceso de continua revisión al apoyarse en algo vivo como Internet. La alternativa no es otra que elaborar y divulgar programas completos que faciliten el trabajo de preparación inicial al profesorado y que sean lo suficientemente flexibles como para permitir su edición con intención de personalizarlos y adaptarlos a situaciones diversas. En estos momentos hay que cambiar la tendencia. Es necesario hacer especial énfasis en la construcción de propuestas de trabajo para el alumnado en lugar de seguir obcecados en el diseño de más píldoras multimedias interactivas.

El concepto de recurso debe evolucionar hacia el concepto de propuesta de trabajo. Y en consecuencia, el diseño de tareas escolares con TIC en torno a los contenidos de un área es un trabajo fundamental para conseguir una inmersión tecnológica definitiva. Esta iniciativa tendrá que ser protagonizada por profesores/as a pie de aula a título invidividual u organizados en grupos de trabajo. No sólo porque son las personas más idóneas para esa tarea sino porque no lo hará nadie más. Ni las editoriales porque ello supondría terminar definitivamente con su negocio del libro en papel, ni tampoco las administraciones educativas porque tienen miedo a enfrentarse con estas empresas, a asumir la responsabilidad directa de los materiales o simplemente porque no son capaces de pensar en otros términos.

El prisma de las competencias

En la actualidad las competencias tratan de impregnarlo todo. España se ha subido a la moda europea del enfoque competencial. Y en algunos contextos las competencias se santifican, sobre todo por vía normativa, hasta tal punto que no hay lugar a otras posibilidades llegando a convertirse en un modelo cuasi-indiscutible.  Sin embargo la realidad es que la misma selección de competencias básicas es sumamente cuestionable bien por redundancia o solapamientos (aprender a aprender, autonomía personal, social, etc) o bien por la ausencia significativa de otras (motriz, emocional, etc). También porque resulta dificil conciliarlas con una enseñanza diaria parcelada en asignaturas tradicionales; porque el trabajo con las TIC no puede relacionarse únicamente con el desarrollo de la competencia digital; porque la competencia digital no se agota solamente en la búsqueda y procesamiento de información textual; porque las pruebas diagnósticas aplicadas hasta la fecha parecen olvidar que existe una competencia digital  o bien porque se concentran muchos esfuerzos en una evaluación utilizando rúbricas artificiales y de escasa aplicabilidad obviando las actividades y la metodología como factores clave de la calidad de enseñanza. No se puede arrebatar el protagonismo al «durante», es decir, a la forma de plantear las tareas en el proceso. Y en este terreno falta mucha investigación de campo que nos permita conseguir certeza de que estamos en el camino correcto. No podemos seguir funcionando por intuiciones.

Esa red social tan peligrosa

A menudo las redes sociales son noticia en los medios de comunicación por incidentes negativos. Y esto crea un estado de opinión en las familias y sociedad en general que en algunos casos resulta disuasoria para un importante colectivo de profesores/as que tratan de extraer un cierto uso educativo de las mismas. Se echan en falta iniciativas institucionales de asesoramiento y formación en aspectos legales de identidad digital, seguridad, etc con menores. Es un aspecto importante cuando se plantea el uso con alumnado de servicios de la web social. También serían necesarias iniciativas de investigación y desarrollo en plataformas sociales educativas que garanticen un uso seguro con menores como campo de entrenamiento para su futura formación permanente y adulta.

Naufragando en la inmensidad del océano

Las TIC impregnan infinidad de facetas de la vida académica. La diversidad de materiales, recursos, programas, soluciones, etc configuran un universo prácticamente infinito y que cambia a un ritmo vertiginoso. Es fácil encontrar compañeros/as que, abrumados por la cantidad de recursos, hayan decidido resignados que esta onda ya les sobrepasó y poco tienen que hacer. Y también es fácil encontrar a quien modifica su red tan rápidamente, tratando de recuperar el tiempo perdido y seducido por los encantos de la tecnología, que terminan por perder el norte educativo. En cualquier caso lo importante es proporcionar al profesorado y alumnado herramientas y pautas para crear su propio entorno de aprendizaje. Es necesario hacer más hincapié en la capacidad para crear esa red que en las herramientas en sí puesto que éstas cambiarán rápidamente. Y el diseño de esa red debe hacerse de forma progresiva, con criterios y garantizando unos mínimos.

La obsesión por el producto

Desde hace tiempo se defiende que lo más importante es el proceso y no tanto el producto final. Pero cuando se expone una experiencia docente en un congreso es habitual presentar el material final en forma de vídeo, presentación, entrada, foto, etc. Algo que por otra parte es fácilmente accesible si se publica en internet.  A los oyentes docentes lo que más les interesa es ver cómo se preparon los recursos, cómo se presentaron al alumnado, dónde aparecieron las dificultades, cómo se resolvieron, cómo se evaluó, qué impacto produjo, etc. Es decir: los detalles del proceso. Si además se sugieren distintas posibilidades en función de las condiciones que nos encontremos en el centro entonces la experiencia alcanza mayores cotas de aplicabilidad. Y es que precisamente se trata de eso: ejemplos de buenas prácticas. Por otro lado no es fácil evitar la tendencia a corregir en exceso los trabajos del alumnado. Cuando se publican en un blog para que sean observados por familias, docentes, etc. se tiende a maquillarlos demasiado, bien por deformación profesional o bien buscando cierto reconocimiento del docente a la tarea realizada. Se suele obviar que lo más importante es lo que pasó durante el proceso de creación y no tanto el resultado en sí. La corrección también debe formar parte del proceso educativo y en ocasiones no se aprecia la diferencia entre lo realizado por el alumnado y lo corregido o elaborado por el profesorado. Hay estupendos ejemplos de buenas prácticas donde la mano del profesor/a ha conseguido productos de una calidad envidiable aunque no resulte demasiado ético disfrazarlos como trabajos del alumnado.

Sin recursos humanos no hay paraíso

En los tiempos de crisis que vivimos se sufren decisiones como el aumento de la ratio de alumnado por aula, la reducción de los apoyos y refuerzos al alumnado con necesidades, la reducción o eliminación de horario de dedicación del coordinador/a TIC, etc, etc que no contribuyen para nada al apoyo del uso de las TIC en un centro. El momento «Escuela 2.0» ha favorecido que se disponga de equipos e infraestructuras como nunca había ocurrido antes en los colegios e institutos. La dotación 1×1 es fundamental para una auténtica integración de las TIC pero el modelo no parece que evolucione hacia otras etapas educativas. Regresar a dotaciones más desfavorables es dar pasos hacia atrás. Resulta paradógico que cuando mayor es el número de ordenadores en un centro, menor es la asignación horaria docente para desarrollar estas iniciativas. El hardware es importante pero el amor al arte del profesorado tiene un límite.

A modo de conclusión

Teniendo en cuenta las reflexiones anteriores se hace necesario hacer especial énfasis en fortalecer algunas líneas de intervención debilitadas y crear otras nuevas con intención de seguir progresando:

  • Conectividad. Mejorar la conexión a Internet en los centros y facilitarla en los hogares del alumnado para permitir un mayor aprovechamiento de los recursos en línea.
  • Optimización de los equipos. Revisar los programas instalados y las configuraciones de los ordenadores para garantizar una buena experiencia de usuario.
  • Red personal de aprendizaje. Sugerir y documentar la construcción de un PLE mínimo y básico utilizando herramientas comunes de calidad y continuidad contrastadas. Este proceso de construcción se planteará como algo progresivo a lo largo de la escolarización obligatoria del alumnado.
  • Itinerarios formativos. Unificar las competencias del profesorado en relación con el uso educativo de las TIC definiendo itinerarios formativos y alternativos de formación permanente y partiendo de un modelo fundamentado de curso de formación presencial o a distancia.
  • Formación universitaria. Incrementar y mejorar los programas de formación universitaria del profesorado en aspectos fundamentales relacionados con la integración educativa de las nuevas tecnologías.
  • Ejemplos de buenas prácticas. Difundir al profesorado experiencias de uso TIC con distintos tipos de complejidad, conscientes de que para alcanzar grandes cambios hay que empezar por pequeños cambios. Se trataría de situar el foco en la preparación y desarrollo y no tanto en el producto final.
  • El proyecto TIC de centro. Recuperar el proyecto TIC del centro como una herramienta fundamental a la vez que se mejora su seguimiento con intención de detectar necesidades e incentivar la integración.
  • Producción de materiales. Fomentar la creación de grupos de profesorado centrados en la producción de propuestas de trabajo por temas y áreas utilizando los recursos de Internet desde una perspectiva contructivista y conectista del aprendizaje.
  • Entornos educativos de aprendizaje social. Fomentar el diseño y experimentación de plataformas sociales de aprendizaje como entornos seguros. En ellos el alumnado puede participar del aprendizaje social como preparación para su vida adulta.
  • Enfoque competencial. Desarrollar modelos de investigación en la acción que supongan avanzar en el enfoque competencial en aspectos fundamentales como la metodología y la organización de recursos.
  • Recursos humanos. Apoyar con dedicación horaria y seguimiento riguroso de las tareas realizadas a las personas encargadas de animar y desarrollar proyectos TIC en los centros.
  • Equipos de asesoramiento. Fomentar la creación de equipos interdisciplinares de consulta y apoyo a los cuales el profesorado pueda acudir para tratar de resolver las dudas que se produzcan en relación con el uso educativo de las TIC: solución de incidencias, necesidades de formación, asesoramiento jurídico, etc, etc.
  • Investigación. Promover iniciativas de investigación en la acción para obtener conclusiones sobre el impacto de los distintos usos de las TIC sobre la competencias del alumnado.
4 comentarios en «Reflexiones sobre el uso educativo de las TIC»
  1. AMEN.No se puede explicar más claro.Apoyo tu sinceridad y valentia.Pena que estas reflexiones no se escuchen más arriba.Gracias.

  2. Muy interesante estas reflexiones sobre el uso Educativo de las Tics, es importante que el Internet de cada colegio tenga una ancho de banda moderable, con la finalidad de que estos cursos formativos se puedan llevar con normalidad.

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