En estos últimos tiempos el principio de privacidad parece impregnarlo todo en el uso de las tecnologías educativas. No cabe duda de que la protección de los datos de los usuarios/as, y en especial, del alumnado es algo importante porque es un derecho reconocido. Sin embargo la insistencia en su defensa está generando desconfianza, recelos y miedos entre profesorado y familias, hasta tal punto, que en algunos casos puede inducir a un abandono de los medios tecnológicos como recursos de enseñanza y aprendizaje.

Las tablets, portátiles y chromebooks pueden no salir de los armarios de carga si se sigue alimentando esta incertidumbre sin aportar soluciones eficaces. Sería la excusa perfecta para retomar el lápiz y el papel en el aula como garantía de seguridad y tranquilidad. De hecho ya existen movimientos de docentes y familias en este sentido que se alinean bajo el principio de la objeción digital. El análisis de este fenómeno requiere tiempo y resulta de una casuística compleja donde se combinan múltiples factores desencadenantes. En este artículo dejaremos de lado otros peligros de las pantallas y nos centraremos exclusivamente en la protección de datos y la privacidad.

La protección de datos personales

A menudo el docente se pregunta por los datos del alumnado que son susceptibles de protección frente a empresas o terceros. La respuesta es fácil porque la normativa vigente contempla que casi cualquier dato del mismo es considerado sensible. Estos datos se pueden agrupar en tres categorías:

  • Datos identificativos: nombre y apellidos, NIF, dirección postal, teléfono, nº seguridad social, nº registro personal o CIAL, tarjeta sanitaria, firma, huella, firma electrónica, marcas físicas, fotos, voz, email …
  • Características personales: fecha y lugar de nacimiento, edad, sexo, nacionalidad, lengua materna, estado civil, padre, madre, datos antropométricos, características físicas …
  • Datos académicos y profesionales: experiencia profesional, formación y titulaciones, historial académico, pertenencia a colegios y asociaciones profesionales …

En general estaríamos hablando de cualquier dato que permita identificar a una persona. Es cierto que hay algunos datos muy genéricos (nombre, nacionalidad, sexo, edad …) que no permiten la identificación fácil de la persona pero cuando se aportan varios datos y se incluye algún dato único (nombre y apellidos, NIF, CIAL …) entonces la identificación y el contacto puede resultar más accesible.

La declaración de que casi cualquier dato del alumnado es susceptible de protección debe despertar la sensibilidad y conciencia en el profesorado pero como veremos más adelante no puede alimentar la idea de que debamos dejar de utilizar las herramientas tecnológicas.

Y cuando los docentes necesitamos consultar información sobre protección de datos resulta interesante acudir a las fuentes como la Agencia Española de Protección de Datos. Para iniciarse podemos comenzar por consultar la Guía para Centros Educativos (AEPD).

La necesidad de un entorno online

Resulta obvio que lo más seguro sería desconectarse de Internet. Sería la forma más aséptica de evitar problemas de privacidad. Pero esto no puede ser una opción en la escuela actual. Tiempo atrás se quedó el software que se instalaba en el ordenador o tablet para su uso en local. Programas informáticos instalables que resultaron todo un éxito en el contexto educativo (LibreOffice, Freemind, Audacity, GIMP …) han dejado paso a aplicaciones en línea que representan un avance importante por sus prestaciones. La computación en la nube permite la edición colaborativa, acceso desde distintos dispositivos o sistemas, compartición por enlace, descarga, gestión de versiones, publicación web … Todas estas posibilidades resultan irrenunciables en el entorno educativo y por tanto exigen el manejo de herramientas online. No podemos volver a la época del diskette o el pendrive.

Creatividad y competencia digital

En la era de la sociedad del conocimiento uno de los principales avances ha sido que el ciudadano puede acceder libremente y de forma gratuita a herramientas en línea de producción digital. Esta situación ha democratizado la productividad en entornos digitales y por tanto constituye también un principio irrenunciable en la escuela actual muy ligado al desarrollo de la competencia digital.

En la vida cotidiana y laboral es frecuente el uso de aplicaciones online para la producción de libros multimedia interactivos, presentaciones, mapas conceptuales, blogs, vídeos, música, podcasts, animaciones, metaversos, mapas, murales, líneas de tiempo, infografías, cómics, video-tutoriales, álbumes de fotos, apps para móviles …

Todas estas herramientas de producción forman un ecosistema de dominio público que condiciona el Entorno Personal de Aprendizaje (PLE) del docente y alumno/a a nivel individual y también el Entorno Digital Escolar de Enseñanza y Aprendizaje que los centros educativos tejen a nivel colectivo. Si se renuncia a utilizar estas herramientas en el aula se acentuaría la brecha digital en el alumnado desfavorecido, generaría una ruptura entre escuela-sociedad y sobre todo no se favorecería un desarrollo adecuado del PLE y la competencia digital.

Soluciones propias

En algunos casos para asegurar la protección de los datos del alumnado se implementan plataformas de e-learning y herramientas de producción digital alojadas en servidores educativos propios. Como alternativa a las aulas virtuales o aplicaciones ofimáticas en línea de las Big Tech se han propuesto soluciones alojadas en servidores propios (Moodle, WordPress, NextCloud, OnlyOffice, BigBlueBottom, Jitsi  …) que tratan de encajarse en una solución compacta y fiable para utilizar en el aula por parte de profesorado y alumnado. El montaje de esta infraestructura se suele acompañar de un argumento  de seguridad/privacidad que aconseja utilizar estas herramientas y no otras externas. Esta forma de resolver el problema de la privacidad resulta muy interesante siendo necesario que vaya acompañada de recursos económicos y personales suficientes para proporcionar el nivel de prestaciones de las soluciones comerciales, dimensionar los servicios para el volumen de uso requerido, asegurar que funcionan de forma fiable y afrontar las inevitables tareas de mantenimiento y actualización a medio y largo plazo.

Esta infraestructura propia representa una opción necesaria, a disposición de docentes y alumnado, que podría combinarse con otras acciones destinadas a reducir la huella digital y que supongan completar la oferta de herramientas con aplicaciones online externas.

La ciudadanía digital

Hace tiempo que se viene reclamando la inclusión de un área concreta o transversal en la escolarización obligatoria del alumnado que se centre en el objetivo de un uso seguro, crítico y responsable de Internet. Entre los contenidos a tratar se puede incluir la ciberseguridad, netiqueta, verificación de la información (análisis de fake-news), comunicación en línea, identidad digital positiva, derechos de autor, prevención del conflictos (ciberbullying, grooming, sexting, sharenting …), manejo del tiempo en línea, presión social y autenticidad personal, y , por supuesto, la privacidad en línea. Estos contenidos también deberían formar parte de la formación del profesorado.

Es necesario crear conciencia y formar a docentes, alumnado y familias en la configuración de la privacidad en herramientas y redes sociales y en la responsabilidad de la información que se comparte. Este conocimiento nos permitirá ejercer un control consciente e informado de nuestra privacidad en la interacción cotidiana en entornos online.

En esta línea de trabajo, iniciativas como Data Detox Kit proporcionan recursos formativos para tomar conciencia de las opciones de privacidad y seguridad que a menudo aceptamos de forma no consciente cuando usamos aplicaciones en un smartphone.

Así, por ejemplo, si accedemos a gestionar nuestra cuenta de Google en el móvil y pulsamos en la opción “Gestionar tus datos y tu privacidad”, en el apartado “Configuración del historial”, podremos comprobar cómo se han registrado por defecto las apps utilizadas y qué hemos hecho con ellas; el historial del navegación web, de ubicaciones y de vídeos de Youtube; las preferencias de los anuncios; las búsquedas personalizadas; la información personal compartida; los datos guardados por las apps de Google … Esta información es algo que debemos conocer para tomar decisiones personales sobre si deseamos activar o desactivar estos registros. Al fin y al cabo es información que maneja Google de cada usuario/a y que resulta obvio que cada uno debe decidir si lo autoriza o no.

Estos y otros contenidos deberían formar parte de la formación del profesorado, alumnado y familias con el propósito de mejorar en su bienestar digital a través de decisiones que se sientan adecuadas y correctas para cada persona.

Autorización familiar

Cuando se utilizan cuentas Google o Microsoft con el alumnado es necesario solicitar desde el centro educativo el consentimiento informado de padres/tutores en menores de 18 años y del propio alumno/a cuando es mayor de edad. En esta autorización hay que indicar las aplicaciones que se utilizarán por defecto con esta cuenta así como las cláusulas del tratamiento de protección de datos.  Resulta recomendable incluir también en este documento los servicios adicionales y las aplicaciones externas de confianza que se tendrá previsto utilizar con esta cuenta.

También suele ser habitual en los centros educativos la solicitud en documento aparte del permiso de publicación de fotos/vídeos y/o trabajos del alumnado en la web del colegio. Ambas autorizaciones se suelen solicitar a las familias en el proceso de matrícula inicial y pueden ser revocados en cualquier momento.

Conviene destacar que la autorización es una práctica recomendada pero no exime de la responsabilidad de garantizar una adecuada gestión de los datos del alumnado.

Cuentas anonimizadas

Una de las posibles soluciones para reducir la huella digital del alumnado es proporcionar cuentas anonimizadas. Se trataría de avanzar en la investigación de una solución tecnológica que permita crear y utilizar cuentas que no dejen rastro de datos reales del alumnado en los servicios online donde se utilicen para registrarse. Solamente desde el centro sería posible identificar el alumno/a propietario de esa cuenta. Esto resultaría necesario para reconocer la autoría de la creación de productos digitales y en caso de tener que resolver incidencias. En este caso el centro educativo actuaría de «cortafuegos» ante intentos de vulneración de la protección de datos y privacidad.

Accesos anónimos

Otro de los frentes en los que es necesario avanzar es la negociación con las empresas de servicios para que proporcionen accesos anónimos del alumnado a sus herramientas de edición digital. En esta línea se observa una tendencia de las aplicaciones online más populares para admitir este tipo de acceso precisamente ante la necesidad de salvaguardar la protección de datos y privacidad de los menores.

Catálogo de apps online recomendadas

Es imprescindible promover la investigación, formación  y divulgación entre el profesorado de un catálogo de aplicaciones online recomendadas y de buenas prácticas de uso de las mismas que permitan utilizarlas en tareas de producción digital por parte del alumnado respetando los principios de protección de datos y privacidad.

En este sentido desde canaltic.com se propone el uso del sello “Privacy friendly” para reconocer y destacar la posibilidad de uso anónimo de una aplicación online por parte del alumnado. Al tratarse de herramientas que pueden utilizarse con registro y sin registro se requiere formación para familiarizarse con el procedimiento de uso no registrado. Y en este caso habría que tener en cuenta las ventajas y limitaciones de esta modalidad de uso.  Y todo ello en el contexto de una actividad práctica de aula donde se combinen adecuadamente: contenido, metodología y tecnología.

Entre las apps online más populares que llevarían este sello se pueden destacar las siguientes: Padlet, Kahoot, Quizizz, Tinkercad, Scratch, LearningML, Code.org, MakeCode, LiveWorkSheets, EducaPlay, TinyTap, WordWall, Geogebra, Canva, EdPuzzle y Book Creator.

Conclusión

En este artículo se ha expuesto la necesidad de investigar en soluciones que nos permitan avanzar en reducir la huella digital así como garantizar la protección de los datos y la privacidad sin renunciar al uso de apps online de producción digital por parte del alumnado.

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