La integración de las TIC en la Escuela 2.0 depende en gran medida de cómo el profesor/a resuelve la pregunta inicial «¿Qué puedo hacer con mis alumnos y los miniportátiles en las clases de lengua, matemáticas, conocimiento o inglés?». Los informes estadísticos publicados por el MEC sobre el uso educativo de las TIC ponen de manifiesto que hay un porcentaje importante de profesores que navegan por internet, envían correos eletrónicos y utlizan con más o menos soltura el procesador de textos. Pero cuando esos  mismos profesores son preguntados sobre si utilizan estos medios con sus alumnos, el porcentaje disminuye hasta valores ínfimos y que incluso llegan a cuestionar seriamente la enorme inversión  realizada en los últimos años en los centros educativos.

El origen de esta brecha parece no residir en el manejo técnico del medio por parte del profesor sino más bien en asumir el esfuerzo que puede suponer orientar la enseñanza hacia el uso de las TIC, con lo que implica sobre búsqueda de materiales, planificación de propuestas, puesta en práctica, resolución de incidencias, envío/corrección/devolución de archivos con los trabajos, evaluación, etc. Y una vez resuelto todo esto, además estar convencido de que merece la pena, es decir, de que supera con creces a lo que se viene haciendo hasta ahora con el libro y el cuaderno.

Es habitual que el profesorado asista a jornadas y cursos de innovación con las TIC donde conoce las experiencias desarrolladas por otros profesores. Muchas de ellas fruto de una considerable inversión de tiempo y trabajo. Prácticas que se consideran muy interesantes pero que en la mayoría de los casos no consiguen impregnar la práxis de los asistentes que no están dispuestos a afrontar el esfuerzo que supone renunciar a los libros de textos o adoptar un método por proyectos dudando incluso  de su calidad didáctica en ocasiones algo difusa. En el camino del inevitable cambio que supone la integración de las TIC quizás sea más prudente fijar metas intermedias y alternativas realizables con un coste docente razonable. En este contexto el uso del procesador de textos con el alumnado puede proporcionar una interesante herramienta para digitalizar algunas de las tareas que se realizan con libro y cuaderno. Partiendo de propuestas de trabajo analógicas y añadiendo algo de imaginación, resulta relativamente fácil obtener propuestas de trabajo que supongan aprovechar los valores añadidos del soporte digital.

A continuación se citan algunos ejemplos que se pueden abordar usando LibreOffice Writer:

1. Redacción creativa. Elaborar un documento de texto que contenga título, imagen, texto y enlace sobre un tema previo.Ejemplos: biografía y obras de un autor literario; exposición de un tema de conocimiento del medio de acuerdo con un guión; resumen y opinión personal sobre un asunto de actualidad, sobre la lectura de un libro o el visionado de una película; receta de cocina, etc. Cuando se realiza un trabajo de redacción a partir de una fuente de información previa (léase libro, Wikipedia o Google) para evitar el abuso del «cut&paste» y favorecer una mayor implicación cognitiva en el trabajo realizado, resulta muy útil plantear una relación de preguntas que el alumno/a va respondiendo en formato largo para que la redacción resulte comprensible sin incluir las preguntas. Otra posibilidad es ofrecer un esquema previo que el alumno debe completar en forma de redacción o bien una plantilla para crear un cartel publicitario, un folleto turístico, una ficha, etc.

2. Búsquedas. A partir de un texto que se propone, de mayor o menor extensión, el alumno deberá marcar (en otro color, en negrita, con el resaltador, etc) los fragmentos que se propongan: respuestas a preguntas sobre el contenido del texto, sujeto/predicado, nombres, adverbios, verbos, adjetivos, enunciados dubitativos/desiderativos/imperativos, etc, etc…

3. Sustitución de palabras. Esta tarea consiste en abrir un documento de texto, leerlo y modificar palabras de acuerdo con una premisa  previa: sustituir las palabras destacadas por sinónimos o antónimos; convertir las oraciones de singular a plural, de masculino a femenino, de presente a pasado o futuro; corregir las faltas de ortografía; colocar las tildes en su sitio; añadir los signos de puntuación adecuados, etc, etc.

4. El contador de cuentos. Una propuesta creativa consiste en ofrecer un documento de texto con una introducción y un nudo para que el alumno lo complete con un desenlace final inventado. Otra posibilidad es ordenar las partes de un relato para crear distintas historias. O bien aprovechar los marcadores de documento para redactar un cuento por nodos enlazados al estilo «elige tu propia aventura»: se sitúa el texto de cada nodo en una página independiente y al final de cada una se ofrecen dos enlaces a marcadores internos para que el lector elija la continuación de la aventura.

5. Subrayado y resumen. A partir de un documento de texto de cierta extensión, se propone al alumno que subraye lo más importante utilizando la herramienta resaltado del procesador de textos. A continuación debe redactar un resumen en formato texto o tabla.

6. Lectura comprensiva. El archivo contiene un fragmento de texto y una ilustración que el alumno debe leer de forma comprensiva para luego responder a preguntas que se proponen más abajo. Los ejercicios pueden solicitar también añadir capturas de pantallas, imágenes obtenidas de internet, enlaces a páginas web, etc.

7. Comentarios de imágenes. En el documento de texto se incluye solo una imagen (por ejemplo: un cuadro, una tarjeta de embarque de un avión, la etiqueta de un producto alimenticio, un folleto de un museo, un cartel publicitario, el plano de las líneas de autobús de una ciudad o del metro, la carta de menú de un restaurante, etc) y el alumno debe observarla con detalle para responder a una batería de preguntas o bien elaborar una redacción. Las preguntas se pueden plantear de forma interdisciplinar buscando el desarrollo de las competencias.

8. Caza del tesoro. El procesador de textos permite dar soporte a estos pequeños proyectos de investigación que podemos plantear a nuestros alumnos. En un documento de texto se expone una información de introducción o contexto, una serie de preguntas que el alumno debe responder, una relación de páginas web donde debe investigar para obtener las respuestas y una cuestión final a modo de «gran pregunta» cuya respuesta implica la relación de la información recopilada.

9. Mapa conceptual. Se puede aprovechar la integración del procesador de textos con Draw (herramienta para el diseño de gráficos vectoriales) y de esta forma crear un diagrama resumen de un tema de lengua o conocimiento del medio. El resultado se puede copiar y pegar en la página de un documento. Otra posibilidad es crear el resumen del tema por medio de una tabla.

10. Fórmulas matemáticas. Se puede utilizar el generador de ecuaciones o de gráficos estadísticos que integra el procesador de textos para añadir a un documento una expresión algebraica que resuelva un problema matemático o bien el gráfico estadístico que represente una tabla de distribución de frecuencias que se desea comentar o interpretar.

Como denominador común a todas estas propuestas se encuentra resolver dos problemas adicionales: el intercambio ágil de archivos entre profesorado/alumnado y cómo corregir los trabajos de los alumnos. El envío de documentos al profesor y/o alumno se puede realizar mediante adjuntos en el correo electrónico o bien utilizando el pendisk como memoria intermedia. Otras posibilidades más avanzadas son utilizar una plataforma de elearning como Moodle donde quedan guardadas las prácticas o bien un intercambiador local de archivos como el indicado en el artículo «Intercambio de archivos con Mowes+eXtplorer«. Las correcciones se suelen hacer sobre el propio documento con anotaciones y comentarios en otro color de tinta. Se guardan los cambios y se envía el nuevo documento al alumno para que pueda disponer de su correspondiente feedback.

Gracias al procesador de textos es posible ir planteando al alumnado, poco a poco, propuestas de trabajo que no supongan un cambio metodológico radical y que representen un esfuerzo de preparación y corrección asumibles por parte del profesorado. De esta forma se facilita una transición progresiva hacia la integración de las TIC en la enseñanza.

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