La Pizarra Digital Interactiva (PDI) es un dispositivo que ha irrumpido con fuerza en las aulas digitales. Se ha convertido en el exponente estrella de la innovación en el uso educativo de las TIC.

1. Concepto de PDI

Para centrar el contenido del artículo conviene concretar el término «PDI». En este caso nos referiremos a un ordenador con acceso a Internet  y conectado a un cañon que proyecta la imagen sobre una superficie blanca desde la cual podemos manejar el ordenador utilizando un puntero o los dedos.

 

2. Las razones del éxito

Varios han sido los motivos que han justificado este auge:

  • Mirador al mundo. Proporciona una ventana a Internet sumamente interesante por su carácter multimedia y su rápida disponibilidad para mostrar modelos, ejemplos,  información de apoyo, ampliaciones, etc.
  • Facilidad. Es relativamente fácil de utilizar en modo demostración, es decir, sin utilizar las herramientas de anotación. Solo precisa encender el ordenador y el proyector. Si utilizamos un portátil también será necesario conocer la utilidad de la tecla F7 o similar que transmite la señal de vídeo al monitor externo si esto no se hace de forma automática.
  • Neutra. La PDI se puede integrar sin modificar para nada el modelo de enseñanza tradicional en el cual el alumno/a ocupa una posición de simple observador.
  • Exposición colectiva. Permite exponer y discutir de forma colectiva en el gran grupo de clase una actividad multimedia interactiva.
  • Anotaciones. Proporciona herramientas de anotación (tinta digital) para enriquecer capturas de pantalla y documentos favoreciendo un uso más creativo, constructivo e interactivo.
  • Libro digital. Es un complemento imprescindible en el uso del libro digital. Los ejercicios se realizan de una forma rápida y muy visual completando los huecos mediante las herramientas de anotación. Esto evita tener que reescribir enunciados, trazados, cuadros, tablas, imágenes, datos, etc, porque ya vienen en el libro que se utiliza como imagen de fondo.

3. Requisitos para un óptimo aprovechamiento

Para sacarle partido a todas las posibilidades educativas de una PDI es muy recomendable cuidar tres aspectos importantes:

  • Instalación fija dentro del aula. La PDI debe estar instalada fija y dentro del aula. No resultan satisfactorias las experiencias de aquellos centros en los cuales la única PDI se instala en un espacio común distinto del aula. En estos casos la tendencia habitual es terminar por no utilizarla. Y es que invertir tiempo y esfuerzo en desplazamientos del alumnado, encendido/apagado, calibrado, navegación, etc. suele resultar disuasorio para un uso más flexible o puntual. Quizás en esos casos convendría que la PDI rotara por semanas o por meses de un aula en otra.
  • Audio. Las prestaciones multimedias de la PDI se complementan adecuadamente si se dispone de un sistema de altavoces de la suficiente calidad para el espacio donde se sitúa.
  • Internet. Por último también es importante disponer de un acceso a Internet suficiente que garantice la agilidad en la búsqueda y presentación de la información online.

4. Un denominador común

La PDI, como cualquier otro electrodoméstico o dispositivo electrónico, experimenta avances tecnológicos en sus prestaciones. Sin embargo la diversificación entre fabricantes no se produce tanto en sus prestaciones sino sobre todo en su interfaz de manejo. En el año 2.003 comenzaron a llegar las primeras pizarras a los centros. Desde entonces se han ido concentrando en los mismos un amplio y variado abanico de marcas y modelos: Interwrite, SmartBoard, Mimio, 3M, TeamBoard, Promethean, eBeam, Panasonic, etc. No sólo porque las dotaciones institucionales se han realizado a  partir de contratos que en cada ocasión ganaba un fabricante distinto sino porque en los mismos centros también han ido llegando de distintas procedencias: editoriales, donaciones, adquisiciones propias, etc.

Todo ello ha configurado un actual parque de pizarras muy heterogéneo que dificulta inicialmente su utilización sobre todo por parte del profesorado más neófito ya que sus interfaces de uso suelen resultar bastantes distintos. Sin embargo cuando se desarrolla cierta experiencia con varios modelos se concluye rápidamente que su funcionamiento básico es muy similar. Una vez familiarizado con el uso de un modelo, solamente es necesario un esfuerzo adicional para encontrar en el nuevo interfaz el icono de acceso a la prestación deseada.

Todas las PDIs disponen de dos modos de funcionamiento: modo ratón y modo anotación.

El modo ratón consiste simplemente en manejar el escritorio del ordenador desde la pizarra ejecutando todas las tareas del mismo modo que se podrían realizar sentados frente al ordenador y usando el ratón conectado al equipo. En este caso se sustituye el uso del ratón por el uso del puntero o el dedo siendo posible abrir y cerrar programas, manejar ventanas, navegar por Internet utilizando enlaces, etc. También se pueden  llevar a cabo la mayoría de tareas que demanda la interacción con un multimedia: arrastrar y colocar, seleccionar un objeto, etc. Se suele disponer de un teclado virtual en pantalla para introducir texto desde la pizarra a golpe de puntero. Esto es especialmente útil para realizar búsquedas por internet o navegar a páginas cuya URL corta se desea introducir en el cuadro de dirección del navegador web. En algunos contextos se habla de «recursos interactivos multimedia especialmente diseñados para pizarra digital». Cuando en realidad la mayoría de esos materiales se pueden usar indistintamente en un ordenador con ratón o en una PDI en modo ratón. Sólo se debería añadir esta etiqueta a aquellos recursos que reúnan dos condiciones: 1) No requerir la introducción de mucho texto ya que resulta poco ágil hacerlo desde el teclado virtual en pantalla. 2) Solicitar el uso de las herramientas caligráficas de anotación de la PDI sobre las imágenes mostradas.

El modo anotación consiste en utilizar las distintas herramientas de escritura y dibujo para enriquecer las capturas de pantalla creadas. Para utilizar un determinado modelo de PDI es necesario tener instalado en el equipo el software específico de esa pizarra. Normalmente es un programa que se inicia cuando se arranca el equipo, permanece residente en memoria y es accesible en cualquier momento desde la bandeja de sistema o desde el escritorio.

En función de la marca de pizarra elegida, las herramientas se ofrecen en un interfaz característico: barra vertical flotante, barra escondida en un lateral del escritorio o en la bandeja de sistema, una rueda flotante, etc. Entre las opciones de anotación disponibles en esa barra suelen ser habituales las opciones caligráficas de tinta digital como los lápices de distintos colores, rotuladores de distintos grosores y motivos gráficos, estampadores de figuras, resaltadores de colores, trazadores de rectas y figuras geométricas, borradores, etc. También es posible añadir cuadros de texto, imágenes o incluso usar un transportador, regla o compás para trazos más complejos.

En el instante que se selecciona una de estas herramientas de anotación automáticamente el software realiza una captura de la pantalla y ofrece la posibilidad de realizar trazados sobre esta imagen. Si se desea regresar al modo ratón habrá que pulsar sobre el botón correspondiente en la barra de herramientas. Cada vez que se active el modo anotación se creará una nueva diapositiva sobre la cual es posible añadir anotaciones. Todas las instantáneas enriquecidas se irán almacenando en segundo plano y al finalizar la sesión, cerrando el programa, se solicitará la posibilidad de guardarlas en un único archivo con una extensión específica.

El software de la pizarra permite crear y editar un libro de diapositivas para luego utilizarlas en directo durante la explicación de un tema usando la PDI. Al basarse en una captura de pantalla, es posible realizar anotaciones sobre documentos procedentes del procesador de textos, presentaciones, hojas de cálculos, imágenes, documentos PDF, etc …, es decir, cualquier objeto que se pueda mostrar en pantalla.

5. Dificultades de uso

El uso cotidiano de la PDI no está exento de dificultades que es necesario considerar:

  • Sombra arrojada. El alumnado y profesorado necesitan desarrollar la habilidad de manejar la pizarra sin que la sombra que proyectan les impida ver la pantalla para poder trabajar o mostrarla a los demás.  Existen proyectores cortos que minimizan la sombra ya que proyectan desde un punto más alto y más cercano pero suelen ser algo más caros y no eliminan completamente este efecto.
  • Visibilidad reducida a corta distancia. Cuando se utiliza una pizarra también es necesario mantener cierta separación con ella. Se aconseja situarse al menos a la distancia del brazo extendido. De esta forma se puede observar más fácilmente la pantalla en su totalidad y se podrá leer mejor.
  • Altura de la pizarra. Al instalar una pizarra digital fija es aconsejable establecer correctamente la altura de la misma. Por lo general se hace en función de una solución de compromiso entre dos factores: la envergadura media del alumnado que le permita alcanzar las esquinas superiores de la pizarra con el puntero y la visibilidad de los alumnos/as sentados más atrás en el aula. Si la elevamos en exceso, se visualizará correctamente desde las últimas filas pero el alumno/a que la maneja no alcanzará  la parte superior. Si por el contrario, se baja entonces se manejará sin problemas pero no se verá bien desde atrás. Para resolver este problema se comercializan punteros alargados en forma de varita que facilitan el acceso a la parte superior de la pizarra. Otra opción recomendable con alumnado más joven es utilizar un pequeño pedestal o tarima al cual se suben los alumnos/as para manejarla.
  • Obsolescencia de la bombilla. Uno de los principales problemas de los proyectores es la reducida vida útil de la bombilla. Su alto coste económico dificulta su recambio sobre todo en los centros con presupuestos modestos. En algunas dotaciones institucionales de proyectores ya se incluye una segunda bombilla en previsión de su escasa duración. También existen proyectores de bombillas con led de mucho mayor duración aunque su colorimetría y contraste es menor.
  • Problemas de calibrado. En algunos modelos de pizarras y al abrir/cerrar otros programas se detecta que la calibración u orientación de la pizarra se pierde siendo necesario realizarla cada cierto tiempo. Esto contribuye a una baja calidad en la caligrafía del alumnado sobre la pizarra. En ocasiones la actualización del software contribuye a resolver este problema.
  • Dificultad de uso dada la disparidad de modelos. Cuando se utilizan distintas marcas de PDI se requiere una importante dosis de ensayo personal para hacerlo con soltura y agilidad. En la formación TIC del profesorado sobre el uso de pizarras es necesario aceptar dos principios. Por un lado no nos preocuparemos de una formación técnica en su manejo hasta que no dispongamos de este dispositivo dentro del aula. Es fácil que nos olvidemos de muchos detalles si no la ponemos en práctica en un plazo razonable de tiempo. Asimismo no siempre será posible adquirir formación sobre el modelo concreto de PDI que tenemos en el centro. Se podrá realizar formación sobre un modelo y después tendremos que afrontar un pequeño esfuerzo individual para transferir lo aprendido al nuevo modelo.
  • Escasez de libros interactivos disponibles. Los distintos fabricantes de pizarras se han esmerado en crear espacios web donde el profesorado pueda publicar y compartir libros interactivos. Estos repositorios se organizan por ciclos/edades, áreas y etapas educativas. Sin embargo estos libros (secuencias de páginas con textos, capturas, imágenes, animaciones flash, vídeos, etc) resultan insuficientes en número para cubrir  al menos los contenidos mínimos de las distintas áreas.
  • No es posible importar libros de otros modelos. Un libro o secuencia de diapositivas almacenadas en un archivo específico de esa marca de PDI no es posible abrirlo y utilizarlo desde el software de edición de otra marca. Sería necesario un acuerdo entre fabricantes de pizarras para garantizar la interoperabilidad de los materiales creados. De lo contrario podemos encontrarnos que los recursos creados con un modelo concreto luego no nos sirven si cambiamos de pizarra o de centro. Por este motivo algunos profesores utilizan en la PDI presentaciones de Powerpoint o Impress como formatos más universales.
  • Alto coste de preparación individual de cada libro. Para la elaboración de un libro interactivo de PDI es necesario invertir un considerable número de horas en pensar las actividades, recopilar los activos para su elaboración, montarlos sobre las páginas, realizar los testeos oportunos, etc… La creación de recursos para PDI por parte de un profesor/a en solitario es una empresa ardua y dificilmente asumible sobre todo si se tiene en cuenta la desproporción entre las horas de elaboración y los escasos minutos de consumo por parte del alumnado. La solución a este problema podría ser organizar comunidades de docentes que elaboren y compartan estos recursos.

6. Conclusión

Prácticamente desde su aparición, la PDI se ha convertido en el paradigma por excelencia de la innovación en el uso educativo de las TIC. Como hemos visto en este artículo la pizarra aporta  prestaciones muy interesantes para enseñar y aprender. También tiene inconvenientes de uso que es necesario conocer con intención de minimizarlos. Sin embargo en el plano didáctico o metodológico es una herramienta que no aporta mucho más que una pizarra clásica. Tras un tiempo utilizándola concluiremos en que la innovación no radica en el uso de un dispositivo tecnológico moderno sino en la organización de su uso en un contexto educativo más amplio. Es necesario revisar las tareas que se realizan con una PDI porque fácilmente se puede caer en los peligros de una lección magistral donde el alumno/a perpetúe su papel de simple espectador pasivo.

7. Algunos enlaces de interés

 

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