En ocasiones las administraciones educativas públicas nos sorprenden anunciando en los medios de comunicación su apuesta por el software libre. Sin embargo la experiencia parece poner de manifiesto que se trata de tentativas tímidas con intención de aprovechar las ventajas de una postura ecléptica dentro de lo políticamente correcto.

¿Qué entendemos por software libre? En sentido estricto es todo programa cuyas condiciones de uso se supeditan a cuatro libertades básicas: libertad de uso con cualquier propósito (personal, educativo, comercial, etc), libertad de estudio y adaptación a las necesidades particulares, libertad de distribución a terceros y libertad de mejorar y publicar estas mejoras. En el amplio catálogo de soluciones de software encontramos muchos matices a estas cuatro libertades y en todo caso es el propio diseñador del programa quien endurece o relaja estas condiciones. Frente al software libre se encuentra el software propietario entre cuyas características es frecuente el desembolso económico particular como condición previa de uso.

Cuando se piensa en software educativo lo primero que nos viene a la mente son los programas multimedia de carácter lúdico con una presentación más o menos elaborada que se suelen utilizar para descubrir o reforzar los aprendizajes cotidianos de aula. Se suele tratar de una secuencia de pantallas sobre las que el alumno/a navega y en cada una de ellas debe elegir un objeto, arrastrar y soltarlo, introducir un texto, etc… Estas aplicaciones más cerradas y orientadas al contenido, surgen con vocación genuinamente educativa, pero suelen caer pronto en desuso entre el profesorado porque se agotan con rapidez y sobre todo porque tienden a perpetuar un enfoque conductista (estímulo-respuesta) del aprendizaje. En contraposición a este uso muchos docentes propugnan el empleo alternativo de software ofimatico (leáse procesador de textos o generador de presentaciones) que admiten un uso más educativo y creativo desde una perspectiva constructivista del aprendizaje. Su manejo implica el dominio de competencias básicas en las Tecnologías de la Información y la Comunicación y están relacionadas con la construcción del conocimiento: búsqueda, análisis, elaboración, presentación, etc. En la evolución del pensamiento docente se produce una paradoja en la valoración del software educativo que determina rechazar un programa que nace para ser educativo y que es sustituido rápidamente por otro de propósito general.

En muchas ocasiones la ausencia de ánimo de lucro de la empresa educativa parece legitimizar el empleo de cualquier tipo de software: libre o propietario. Sin embargo una reflexión un poco más profunda pone de manifiesto el currículum oculto que transmitimos al alumnado solamente con la decisión de utilizar software libre o bien comercial cuando se le proponen actividades con las TIC. Y en este sentido divulgar el uso de software libre y gratuito entre el alumnado es garantía de una continuidad en los hogares dentro de unos valores éticos coherentes.

En los últimos años en torno al software libre se han consolidado una serie de mitos. Algunos dicen que el “software libre es difícil de utilizar” o “que no lo utiliza nadie” o bien “que hay muy pocos programas”. La visita de espacios en Internet dedicados a potenciar este modelo de software como CDLibre (www.cdlibre.org) ponen de manifiesto el amplio catálogo de aplicaciones existentes y el importante volumen de descargas de usuarios que los prueban y utilizan. En otras ocasiones se afirma que “no tiene garantía”, “es inseguro” o “no debe usarse para cosas serias”, como si el software comercial no tuviera cláusulas en su licencia de contrato que eximen al fabricante de cualquier daño o fallo. Cuando se instala un programa no se suele leer la letra pequeña de la licencia del contrato pero normalmente está repleta de advertencias de este tipo. En relación con la inseguridad comentar que las continuas actualizaciones que recibimos en nuestros equipos con sistemas operativos y programas comerciales en muchos casos responden a la continua necesidad de fortalecer su seguridad.

Hay personas que piensan que el software libre terminará con el negocio de la informática o con el trabajo de los programadores. En este caso comentar que el diseño de programas representa una pequeña fracción del negocio informático. Por otra parte esta afirmación oculta un desconocimiento de las instituciones y personas que se encuentran en la base del movimiento del Software Libre. Hablamos en muchos casos de investigadores, empresas y universidades que a menudo son financiados con dinero público a cambio de poner sus productos a libre disposición de la comunidad. En otros casos son personas que han hecho del altruismo un modelo de actuación. Y es que esta generosidad es algo que nos resulta familiar porque es la propia esencia con que surgió Internet y que afortunadamente se sigue manteniendo en muchos nodos de la red.

La elección de software educativo para enseñar y aprender con los alumnos/as debe someterse a un análisis previo de necesidades. Y a partir de ellas se impone investigar las distintas opciones existentes. Al final concluiremos que existen alternativas al software comercial y que son opciones igualmente válidas sin renunciar al principio de calidad. Se trata de aplicaciones fáciles de instalar y utilizar que además nos permiten libertad de uso en cualquier contexto (personal, educativo, comercial, etc) y quizás lo más interesante: libertad de distribución de copias al alumnado para que puedan seguir utilizándolos en los ordenadores de sus casas. Y es que, por ejemplo, el procesador de textos ligero Abiword (http://www.abisource.com/) o el paquete ofimático OpenOffice (http://es.openoffice.org/) representan excelentes alternativas gratuitas que satisfacen con creces la mayoría de las necesidades del usuario y además generan documentos en formatos más universales e interoperables.

A los conceptos libre y educativo se añade un tercer ingrediente en alza en los tiempos actuales del software: la portabilidad. En espacios como Portable Apps (http://portableapps.com/) o Portable Free Collection (http://www.portablefreeware.com/) se pueden descargar un nutrido catálogo de soluciones portables. Se trata de llevar en un pendrive o memoria USB los programas de uso más habitual. Basta con conectar este dispositivo al equipo y usarlos sin necesidad de instalación previa: el navegador web con los favoritos, el correo electrónico o el messenger con los contactos, la agenda electrónica, etc, en cualquier ordenador y de una forma confidencial y no intrusiva con el equipo anfitrión.

La iniciativa de Software Libre alcanza su máxima expresión cuando se opta por el sistema operativo GNU Linux. Existen múltiples distribuciones gratuitas: Open Suse, Knoppix, Fedora, Mandriva, Ubuntu, etc. Algunos han visto en esta diversidad uno de los principales problemas para su implantación. No obstante todos ellos ofrecen un entorno gratuito totalmente visual y gráfico que facilita el uso de aplicaciones. El slogan “Linux es fácil” ha presidido desde hace unos años iniciativas formativas en Asturias para acercar al profesorado y alumnado neófito a estos nuevos sistemas. Algunas instituciones educativas españolas han creado y distribuido a los centros sus propias versiones de Linux: Guadalinex (Andalucía), Linex (Extremadura), MAX (Madrid), etc. En la actualidad a nivel mundial la tendencia que parece consolidarse es Ubuntu. Bajo una denominación que evoca tintes africanos se ofrecen distintas versiones: Desktop, Server, Edubuntu, Xubuntu, KuBuntu, etc. Edubuntu es un Linux con un interfaz y una colección de programas especialmente pensados para educación. El profesorado y alumnado que se acercan por primera vez a este sistema se sorprenden de su facilidad y posibilidades.

La oferta de software libre ha crecido en cantidad y calidad durante estos últimos años. Esto debe inducir un proceso de investigación en el ámbito educativo que permita analizar sus posibilidades frente al software propietario. No es solamente una cuestión de rentabilidad económica. La adecuación a las necesidades educativas y el currículum oculto derivado son factores de peso en la decisión de integrarlo como herramienta de enseñanza y aprendizaje.

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